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INFLACIÓN MATA SALARIOS… Y ACTIVIDAD

Las previsibles complicaciones en las paritarias docentes, con un paro nacional de por medio, inauguran un año que va a estar marcado por la conflictividad laboral. En un contexto de caída del nivel de actividad y aceleración de la inflación, la puja distributiva estará más presente que nunca. Los salarios reales dejaron de crecer el año pasado. Si las paritarias cierran por debajo de la inflación, el único efecto será profundizar el freno en la actividad.

Durante los últimos años, la actividad económica desaceleró con inflación alta, pero estable. Este contexto derivó en un alza en la conflictividad laboral. De acuerdo al Ministerio de Trabajo, en 2012 se registraron 1.482 conflictos laborales (+27%) y en el primer semestre de 2013 fueron 738, 50% más que durante la crisis de 2009. La mayor conflictividad se da en el sector público que fue el que menos logró proteger el salario frente a la inflación  (en enero su poder adquisitivo fue 15% inferior al de igual mes de 2011).

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La novedad es que por primera vez desde fines de 2008 el salario privado registrado cayó durante dos meses consecutivos (diciembre y enero). Estimamos que esta tendencia se mantendrá por lo menos hasta marzo inclusive. En consecuencia, seguirá en aumento la conflictividad laboral: los trabajadores buscarán recuperar su poder adquisitivo y los empresarios no aumentar costos para mantener su rentabilidad en un año donde la actividad, siendo optimistas, no aumentará.  Si las paritarias cerraran por debajo de la inflación, la demanda tendrá un freno aun mayor, realimentando al ciclo bajista y, a diferencia de lo que muchos sostienen, a igual nivel de inflación.

Veamos; en 2008 el salario real cayó 3,5%, después de haber crecido 3% un año atrás. Sin embargo, la inflación se aceleró, aumentó 9 puntos porcentuales y se ubicó por primera vez por encima de 20%. Está claro, la pérdida en el poder de compra de los trabajadores no genera per se un menor aumento en el nivel de precios. La inflación argentina es multicausal y luego de 8 años ubicándose por encima del 8%, el componente inercial es muy elevado. Este año subió varios escalones debido a los ajustes de precios de fines del año pasado y por el salto del tipo de cambio en enero. Sin un plan integral que coordine las expectativas de los distintos actores sociales, menores aumentos salariales sólo impactan en forma negativa sobre la actividad.

A su vez, la caída en los salarios afecta directamente al segundo componente más importante del ingreso de las familias: las jubilaciones y pensiones. De acuerdo a la ley de movilidad jubilatoria, su aumento depende de la evolución del índice de salarios que elabora el INDEC y la recaudación tributaria. Por lo tanto, los haberes subirán 11,3% a partir de marzo, el menor aumento de los últimos años debido a la pobre performance de la recaudación en la segunda mitad de 2013. En consecuencia, el alza de las jubilaciones no logrará compensar la suba de los precios durante el primer trimestre.

Al igual que con el plan PROGRESAR, es probable que el gobierno busque compensar la caída de los ingresos de los sectores más vulnerables a través de transferencias directas. Por lo tanto, el impacto más palpable de esta dinámica es sobre la clase media.  Bajo ciertos supuestos y en base a la EPH, si las paritarias se ubicaran en torno a 30% el ingreso familiar de los sectores medios caerá por lo menos 5,5%. En el corto plazo, este cambio de expectativas ya se está percibiendo en la demanda de bienes durables y consumos suntuarios.

Durante los gobiernos kirchneristas, el consumo privado ha sido el principal motor de la demanda. La inversión tampoco tiene buenas perspectivas habida cuenta del alza en las tasas de interés y del deterioro de las expectativas. En síntesis, las paritarias de este año, aunque no definen la inflación, sí impactarán sobre la profundidad y la duración del ciclo bajista del nivel de actividad.