Analytica

ATRASO CONTINUO

El atraso cambiario llegó para quedarse. Pese a la devaluación, debido a la aceleración inflacionaria y el fortalecimiento del dólar a nivel global es dificultoso recuperar la competitividad perdida. A esto se suma que los precios de las materias primas siguen bajos y que las perspectivas para las economías emergentes no son alentadoras. En este contexto, la volatilidad del tipo de cambio dependerá de los avances que logre el gobierno en recuperar el acceso a los mercados financieros para aumentar las reservas y llevar adelante la flexibilidad cambiaria que propone el BCRA.
El principal activo de la salida del cepo fue la unificación del mercado y la aspiración a una política cambiaria de “flotación administrada”. El salto del tipo de cambio oficial genera un alivio transitorio para el mercado cambiario; que este alivio sea permanente depende de las expectativas de que mejore el tipo de cambio real. Concretamente, en los últimos 30 días el dólar oficial pegó un salto del 42%, acumulando en el año una corrección del 62%., el mayor incremento desde 2002. La gran oferta de divisas del agro, el buen comportamiento de los depósitos en pesos y la rezagada demanda de los importadores, le dan aire al BCRA para controlar el mercado y darle volatilidad entre una banda de entre $13 y $14.
Con una devaluación ordenada y una salida del cepo sin crisis, con todo la tarea de acomodar la macro continúa. El principal punto a monitorear es la inflación, que en los últimos dos meses registró un fuerte repunte. Mientras esperamos los datos del INDEC, estimamos que los precios minoristas en diciembre tuvieron un salto del 4% impulsado por las subas de más del 6% en alimentos, acumulando en todo el año un incremento superior al 27%. Estos resultados dan cuenta de la gravedad del problema inflacionario: a pesar a la estabilidad cambiaria que prevaleció durante casi todo 2015 y el congelamiento de las tarifas de los servicios públicos, la inflación del año pasado fue la segunda más elevada de los últimos 13 años, solamente superada por la de 2014 (35%). Esperamos que la inflación continúe elevada durante los próximos tres meses, con subas en torno al 3% mensual en promedio.
Además de la inflación, la otra restricción para la competitividad es la dinámica que viene mostrando el dólar a nivel global, en un contexto donde se agudiza la crisis en las economías emergentes, especialmente Brasil y China. Concretamente, el muy buen comportamiento del mercado laboral en los Estados Unidos le da sustento a que la FED continúe ajustando la tasa de interés de referencia; de este modo, el dólar a nivel global sigue fuerte y desde noviembre de 2011 (cuando tocó el mínimo) acumula una apreciación real del 35%, tendencia que continuaría este año.
En este contexto, el Tipo de Cambio Real (TCRM) no logra recuperarse. Con la devaluación ganó 30% pero prácticamente iguala al nivel de un año atrás. En otros términos, el dólar a $14 de hoy, en términos reales es el dólar de $8.60 de un año atrás. Si el gobierno mantiene la cotización del dólar en torno a $14 y una inflación en torno al 30% anual, el TCRM seguirá perdiendo terreno, tal como lo viene haciendo desde 2007. En otras palabras, tal como venimos insistiendo desde hace tiempo, creemos que el atraso cambiario llegó para quedarse.
Si bien la quita de retenciones es un alivio para el agro y las economías regionales, no veremos los resultados este año. Si el dólar se fortalece y China crece cada vez menos, los precios aún no encontraron el piso. De hecho, la cotización de la soja que, tras ajustar más de 20% en 2015, sigue ajustando. Además de precios más bajos, a diferencia del año pasado, la cosecha estimada (de acuerdo al Departamento de Agricultura de Estados Unidos) para este año se perfila para ser 7% inferior a la anterior.
Bajo estas condiciones, las exportaciones no reaccionarán este año y el déficit comercial (que en 2015 fue superior a USD2.500 M) seguirá aumentando y con ello el déficit de la cuenta corriente del balance de pagos se ubicaría en torno a USD15.000 M.
Así las cosas, pese al éxito inicial, se debe seguir trabajando para normalizar las variables económicas. La salida del cepo fue una condición necesaria pero no suficiente. Si bien el gobierno aspira a una flotación “administrada”, esta dependerá de la capacidad de fuego del BCRA con sus reservas y del acceso al financiamiento externo. Por ello es sumamente importante que las autoridades económicas sigan una agenda para normalizar las relaciones con el mercado financiero global para dar certezas del camino a seguir. Esta será la clave para reducir el costo de financiamiento que intente compensar la pérdida de competitividad cambiaria.

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