Analytica

UN MUNDO QUE ALERTA

El contexto global se sigue complicando. La fuerte caída del precio del petróleo, la recesión de Brasil y el fortalecimiento del dólar a nivel global le marca los tiempos al gobierno de Macri. Pese a la mejora en la competitividad tras la unificación cambiaria, las exportaciones volverán a caer este año, lo cual profundizaría el déficit en la cuenta del balance de pagos. Para evitar volatilidad no deseada en el tipo de cambio, el gobierno deberá afrontar con decisión las negociaciones con los Holdout para que el país pueda retornar al mercado de capitales y reducir el costo de financiamiento.

Si bien en el cambio de gobierno generó una mejora en las expectativas, el delicado contexto internacional modera el optimismo inicial. En el horizonte destacamos tres cuestiones claves a seguir en los próximos meses: en primer lugar, la fuerte caída en el precio del petróleo y su impacto en la situación económica global, en segundo lugar la dinámica en Brasil y, finalmente, no es menor el ciclo de fortalecimiento global del dólar. Los tres eventos no son independientes entre sí por lo que las malas noticias se potencian y puede empañar los planes del gobierno en lograr la ansiada estabilidad cambiaria.

Concretamente, lo que está golpeando con fuerza a los mercados en las últimas semanas es la caída en el precio del barril de petróleo que en un mes cayó 25% (USD10) y perforó los USD30, el nivel más bajo desde mayo de 2003. De esta manera, en apenas 2 años el precio de petróleo acumula una pérdida de casi 70% y por ahora nada indica que podrá revertir este esta dinámica en el corto plazo. En este sentido, analizando los fundamentals del mercado lo que está influyendo es un fuerte incremento en la oferta debido al gran avance de la producción de no convencionales en los Estados Unidos en un contexto de recuperación en la extracción en los países de cercano oriente, especialmente Irak y Libia. A esto se agrega Irán, un “viejo conocido” del mercado que estaba alejado por las sanciones de EEUU y la UE: sin las restricciones, el petróleo iraní vuelve a entrar en escena mientras que desde la OPEP aún no definen reducir la oferta. En paralelo la demanda crece cada vez menos dada la desaceleración de China. En este contexto, el precio seguirá presionando a la baja hasta que el mercado se adapte al nuevo escenario.

Pese a que la  caída del petróleo permite mejorar el saldo comercial, la rentabilidad del sector petrolero se hace más incierta, la producción cae y esto presiona a las provincias productoras que ven reducidos sus ingresos por regalías al tiempo que deben afrontar una complicada situación social con los trabajadores. Recordemos que en los últimos dos años el  sector petrolero fue el que más mano de obra demandó con salarios casi 5 veces más altos a los del promedio del resto de los trabajadores. No menos importante es la moderación en el optimismo por Vaca Muerta, que pese a los avances de los últimos años, aún sigue muy por debajo de su potencial: se invierten USD5.000 M por año cuando se requerirían entre USD15 y 20.000 para abandonar la etapa Piloto y entrar en el desarrollo masivo.

Además de poner en aprietos a las principales empresas petroleras del mundo, generando riesgos en los mercados financieros, lo que pasa con el precio del petróleo tiene incidencia en el precio del resto de las materias primas Mirando la relación con el precio de la soja, hoy una tonelada de la oleaginosa equivalen a casi 12 barriles, el doble al promedio registrado entre 2001 y 2015. Esto sugiere que, sin eventos climáticos de por medio que tenga impacto directo en la cosecha, el precio de la soja difícilmente mejore. Sin dudas, una mala noticia para las exportaciones argentinas dado que este año padecerían la combinación de caída de precios y de cantidad de envíos del complejo sojero. De hecho, de acuerdo a las previsiones de cosecha (57 millones de toneladas vs 61 millones de la campaña pasada) y manteniendo la cotización actual de la soja (esto es 15% menor a la de 2015) los ingresos por exportaciones del complejo sojero (porotos, harinas y aceites de soja) serían de USD13.000 M, USD3.000 M menos que el año pasado.

Por el lado de Brasil, la mejor noticia es que este año hay elecciones legislativas y esto podría cambiar el clima político de nuestro principal socio comercial. Hasta que eso no suceda, seguiremos padeciendo ajuste en las importaciones y, devaluación mediante del Real, presión sobre las demás economías de la región. Concretamente, tras la caída del PBI en 2015 del orden del 4%, para este año se espera una recesión de 3% con un tipo de cambio a 4.2. El impacto para la Argentina será importante: las compras de Brasil de productos argentinos sufrirían una merma de 12% i.a. (USD1.200 M), acumulando en los últimos 3 años una caída de casi 50%.

Finalmente, el ciclo de apreciación del dólar a nivel global es un nuevo empujón. Con la Reserva Federal (la FED) en modo “normalización” de la política monetaria e iniciado el ciclo de suba de tasas, el dólar sigue subiendo contra el resto de las monedas y se ubica en el nivel más alto desde mediados de 2002 (desde el mínimo alcanzado en 2011 acumula un alza del 36%). A esto se suma que los demás bancos centrales siguen flexibilizando su política monetaria con lo cual esperamos que la moneda americana se siga fortalecimiento en los próximos meses.

Así las cosas, como lo venimos destacando, la clave para que el BCRA pueda llevar adelante una política de flotación administrada sin generar demasiada volatilidad al tipo de cambio será la liberalización de la cuenta financiera. En este sentido, no sólo es clave el acuerdo con los Holdouts para abrir mercados, sino también la sustentabilidad en el tiempo de las políticas públicas. De nada servirá endeudarse sino se capitaliza en una mejora global de la competitividad de la economía.

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