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LA OPINIÓN PÚBLICA DESPUÉS DE LA INFLACIÓN

Por Observatorio Electoral Consultores

Antes de que el INDEC y las fuentes no oficiales lo confirmen, la gente ya se había dado cuenta de que los aumentos de precios se habían frenado. La encuesta nacional que realizó Observatorio Electoral entre los días 30 y 31 de agosto (1070 casos, entrevistas telefónicas autoadministradas) mostraba que la preocupación social por la inflación había caído sustancialmente: sólo el 15,7% de los consultados afirmaba que se trataba del principal problema del país. Otras cuestiones, como la corrupción (19,9%), el desempleo (18,6%) o la inseguridad (16,7%) eran ahora mencionadas por más personas como la cuestión prioritaria a resolver.

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Casi un “empate técnico” entre las cuatro, aunque con cierto perfil regional: a los porteños lo que más les preocupa es el desempleo, a los bonaerenses la inseguridad, y a los del interior la corrupción. En el quinto lugar asoma una nueva preocupación: la pobreza (10,8%).

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 La preocupación por la inflación había sido dominante a lo largo del año. Entre febrero y julio fue siempre la preocupación principal de la sociedad, con una mayoría de registros por encima del 30%, mientras que el desempleo y la inseguridad estaban siempre presentes a cierta distancia, y la cuestión de la corrupción, que en el pasado nunca había gravitado tanto, oscilaba al ritmo del impulso que le daban los medios de comunicación.

Las mediciones sobre prioridad de problemas son un indicador bastante robusto de las demandas sociales. El liderazgo de la dirigencia política y la influencia de los medios de comunicación pueden intentar durante un tiempo imponer su propia agenda, pero a la larga, las demandas sociales terminan teniendo la última palabra. La pregunta, entonces, es qué reemplazará “el vacío” que deja la inflación ahora que las políticas del gobierno y el BCRA está logrando dominarla. En el comparativo entre julio y agosto vemos dos alzas significativas: desempleo (de 14,9% a 18,6%), y pobreza (de 4,9% a 10,8%). También, más en el margen, en educación pública (de 2,8% a 5,9%) y narcotráfico (de 2,1% a 5,6%). Ahí, en esas alzas incipientes, hay dos agendas que compiten: de un lado está la agenda socio-económica (menos desempleo y menos pobreza), y del otro la de la calidad del Estado (mejor educación y mejor combate a los narcos). La gestión es un lugar incómodo: en la primera, la oposición peronista tiene mejores credenciales históricas para representarla, y en la segunda los resultados son difíciles de mostrar en el corto / mediano plazo.