Analytica

EL CRÉDITO ESTÁ VERDE

Aunque con un dinamismo mucho menor al de un año atrás, en los últimos dos meses el crédito al sector privado mostró señales de recuperación. A la buena performance del financiamiento en moneda extranjera ahora se sumó la reactivación del crédito en Pesos. Las líneas destinadas al consumo y el crédito hipotecario, empezaron a reaccionar en tanto que el financiamiento a empresas en moneda local viene un poco más rezagado. La combinación del elevado costo de financiamiento con alta presión tributaria y caída en la demanda interna limitan las inversiones productivas. En este contexto, pese a que las expectativas de inflación superan la meta establecida por el gobierno para el año que viene, creemos conveniente que el BCRA continúe reduciendo las tasas de interés para no abortar la incipiente recuperación del crédito.

El cambio de régimen monetario al que está apostando el gobierno tendrá indudablemente beneficios en el largo plazo aunque en el corto plazo el camino sea duro y lento. Apostar al ahorro interno con tasas de interés en pesos que le ganen a la inflación también implica encarecer el crédito en el corto plazo. El beneficio transitorio que generaba la inflación sobre la demanda de crédito ya no está y obliga a las empresas a ser cada vez más selectivas a la hora de demandar financiamiento en Pesos. El impacto se modera por el fuerte repunte del crédito en moneda extranjera dada la flexibilización de la normativa del BCRA  y las expectativas de estabilidad cambiaria, varias empresas aprovechar para asumir deuda en dólares.

Concretamente, durante octubre y noviembre el crédito total al sector privado creció al 3% mensual, casi duplicando la dinámica que había mostrado en los primeros tres trimestres previos. Comparado con un año atrás acumuló un incremento del 30%, siendo la mayor caída en términos reales desde 2009. La mejor performance de los últimos dos meses la determinó el crédito en pesos que de subir al 0.6% mensual entre febrero y septiembre, se aceleró al 2.1% mensual en tanto que el financiamiento en moneda extranjera siguió subiendo con fuerza, aunque previsiblemente a menor ritmo dado que en el primer semestre tuvieron un fuerte rebote de la mano de la recuperación de los depósitos en la misma moneda.

Concentrando el análisis en el financiamiento en moneda local, el mayor crecimiento se lo aportaron las líneas destinadas al consumo que vienen acelerando al 3% mensual y en menor medida al tibio repunte del crédito hipotecario que, de la mano del nuevo esquema de indexación de la cuota con UVA (Unidad de Valor Adquisitivo), comienza a despertar y subieron 1%. El financiamiento a empresas, aunque en octubre y noviembre dio alguna muestra de recuperación al aumentar 0.8%, la performance es muy pobre comparada con años anteriores dado que en los últimos doce meses creció apenas al 10%. Varios factores explican este pálido comportamiento: por un lado, durante el último año de gestión kirchnerista en el que era “voto cantado” el ajuste del tipo de cambio y de tasas de interés, varias compañías aprovecharon dicho contexto para cubrirse demandando más financiamiento en pesos. Por otro lado, con tasas de interés en pesos superando la devaluación esperada, tomar crédito en moneda extranjera es una opción mucho más interesante. A la caída de la demanda también se agrega que, en un contexto en el que gobierno apuesta a la desinflación, las tasas de interés actuales son muy altas en términos reales.

Ante este contexto, tal como lo veníamos pidiendo, el BCRA propició una saludable baja de tasas de interés, paso necesario –aunque no suficiente- para darle mayor impulso al crédito. En este sentido, si bien los resultados del último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) ubican a la inflación del año que vienen por encima de la meta del BCRA, aún al costo de alejarse de la “regla” del inflation targeting, creemos que debe continuar con este sendero.

Así las cosas, con un sistema financiero que tiene el desafío de crecer y aumentar la bancarización de la economía, la clave para el año que viene será el de incrementar el volumen de crédito a mayor plazo, con menor margen financiero y apostando a mejorar la eficiencia para mantener la rentabilidad. Hay mucho por hacer, el camino es largo y con obstáculos, pero es una condición necesaria para aumentar la inversión y recuperar el sendero de crecimiento.

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