Analytica

LA DEMANDA PENDIENTE

Desde mitad del año pasado la construcción muestra leves señales de recuperación. Parte del incentivo es la baja en los costos del sector medidos en dólares, por la devaluación de enero de 2014. Sin embargo, la caída del salario real y el limitado acceso a préstamos hipotecarios siguen ahogando el impulso de la demanda.

El Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) que elabora el INDEC muestra a febrero (último dato disponible) seis meses consecutivos de crecimiento a una tasa promedio del 3,4% mensual. Distintos indicadores del sector muestran que en marzo la tendencia se mantuvo. Por caso, los despachos de cemento crecieron 7,6% en marzo, promediando un aumento del 6,9% durante el primer trimestre.

La oferta está traccionando, básicamente por expectativas elevadas de rentabilidad. La devaluación de 23% a principios de 2014 disminuyó fuertemente el costo de la construcción medido en dólares. Así aumentó la rentabilidad, puesto que mientras las ventas se siguen realizando en dólares, los costos son en pesos o en materiales indexados de facto al tipo de cambio oficial. Si bien desde que el gobierno planchó el tipo de cambio los costos dejaron de caer, en el primer trimestre del año fueron 8% menores que en igual periodo de 2013.

En un contexto de alta inflación y cepo cambiario la construcción sigue siendo reserva de valor, tanto para el sector ABC1 como para las empresas. Sólo así se puede entender cierta recuperación considerando que la demanda sigue en caída; durante el primer bimestre las escrituras en la Ciudad de Buenos Aires se redujeron 17% i.a.

Bajo un nuevo ciclo político y económico la construcción seguramente sea uno de los drivers del crecimiento. El real estate es uno de los sectores que más rápidamente se revalúa cuando mejora el clima financiero. Los parámetros de la Argentina se encuentran muy alejados del promedio de la región, por lo que en un escenario de “normalización” el potencial de suba en los precios es elevado. Además, existen varios catalizadores del crecimiento. Por el lado de las empresas el desarrollo de Vaca Muerta ya está traccionando; desde mayo de 2014 las construcciones petroleras crecen al 17% mensual. Al mismo tiempo, las inversiones pendientes en infraestructura pueden aportar otra fuente importante de demanda para el sector.

Por otro lado, en una economía donde los préstamos hipotecarios tienen casi nula gravitación y sigue existiendo un fuerte déficit habitacional la construcción para vivienda tiene un largo camino por recorrer. Los créditos hipotecarios representan apenas 1% del PIB, aun menos que en 2012 (1,3%) y muy por debajo de otros países de la región como Brasil (8%).

Si bien el ProCreAr fue un avance, no es suficiente. Se sortearon créditos para que 375.000 familias sean propietarias, quedando aun 2,7 millones de hogares en condición de alquiler según cifras del último censo. A su vez, su penetración en los centros urbanos fue casi nulo ya que se otorgaron por sorteo sólo 20.000 créditos para viviendas terminadas, cuando se inscribieron más de 85.000 personas.

Es claro que la construcción encontró un piso, pero al mismo tiempo -en el actual régimen macroeconómico- su techo es muy bajo. Con medidas que dinamicen el crédito privado y recuperen la inversión el sector puede tener un rol central en el futuro crecimiento económico.

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