LARGA VIDA A LA RECUPERACIÓN
El consenso, finalmente, reconoce que la lenta recuperación de la economía estadounidense sigue firme y el ciclo expansivo iniciado en 2009 continua en sus primeras etapas. Es decir, la probabilidad de un nuevo “crash financiero” es baja. Si bien las empresas aumentaron su apalancamiento, los bancos lo redujeron ante las nuevas exigencias regulatorias. Al mismo tiempo, el Gobierno Federal disminuyó el déficit (por mayor crecimiento y recortes) y las familias comenzaron a repagar sus deudas. Lo que no hace más que demostrar que la recuperación está en una fase inicial.
Europa se encamina hacia una política monetaria más expansiva producto de la desaceleración de la inflación y un menor crecimiento. Para 2015 se esperan mejores datos de actividad. El Banco de Japón tiene pensado actuar agresivamente si los objetivos de inflación no se alcanzan; 2014 cierra con crecimiento cero y esto anticipa una nueva expansión monetaria.
El balance final, donde los países emergentes tampoco despegan, el dólar se aprecia frente al Euro y el Yen. Se trata de un mundo “desincronizado”, donde sólo tracciona China y en menor medida los Estados Unidos: ¿deberíamos preocuparnos por el dólar y su impacto negativo en el precio de las materias primas? Nos parece prematuro.
La fortaleza relativa del dólar, vinculada a la evolución futura de las tasas de interés en E.E.U.U., no es determinante para nuestro escenario (12 meses). Todavía falta para incorporar al dólar como “viento de frente” para las economías tan dependientes, como la Argentina, de su valor (por el flujo de capitales y el impacto en el precio de las materias primas).
¿Por qué planteamos que el dólar no es todavía un problema? Porque los datos demuestran que la recuperación en los EE.UU podría catalogarse como normal, sin “exuberancia irracional”. Y por lo tanto, la Reserva Federal recién subiría las tasas en la segunda mitad de 2015 (o incluso a principios de 2016) y que, bajo este escenario, será un proceso, muy, pero muy lento.
De todas formas, si bien no esperamos un abrupto cambio en las condiciones financieras globales (capitales abandonando emergentes), el cambio de ciclo es evidente.
La caída en el precio de la soja puede justificarse por la buena cosecha que se espera en EE.UU., pero la debilidad en el precio del barril del petróleo, en un contexto de fuertes tensiones en Rusia y Medio Oriente, nos hace concluir que el dólar continuará su ascenso y los precios de las materias primas, su tendencia bajista.
La buena noticia es que hay tiempo. No será un proceso abrupto como en 1997/98, pero quien sea el nuevo presidente en 2015 tendrá el desafío de gobernar con términos de intercambio menos favorables.
Para quienes buscan retornos en los mercados financieros, claramente las acciones estadounidenses son la opción más atractiva. Se espera que en los próximos años los beneficios se incrementen a una tasa del 6% anual, así que mantenemos nuestra recomendación de BUY USA.
Conclusión: Nuestra estrategia (como durante todo 2014) ha sido privilegiar las acciones estadounidenses por sobre el resto, en especial emergentes (excepción hecha para Argentina que es un activo muy particular). En general, salvo por China, las acciones emergentes están pasando de moda (ver por caso Brasil). Enjoy the ride!
Diego Alejandro Falcone