Analytica

DE LA ILUSION AL «WAIT AND SEE»

Se termina la transición y llega el tiempo de la sucesión. Fue un periodo tranquilo donde pudimos devengar tasa gracias a la expectativa de un cambio. No fue necesario dolarizarnos. Pero ahora las encuestas hablan de continuidad y no cambio. Falta para el 9 de agosto pero preferimos reducir la “ilusión” en nuestras carteras y subir la posición en “wait and see”.

Mientras tanto y a medida que nos acercamos a diciembre, el debate sobre qué van hacer los candidatos para que la economía crezca el año que viene, se intensifica.

El primer paso es resolver la herencia. Ahí el debate se plantea entre ajuste gradual o política de shock.

¿Que implica el gradualismo? Privilegiar lo social ante lo económico. Quien aplique esta política no va a devaluar el día uno. Como primera medida intentara controlar el déficit fiscal pisando el componente elástico del gasto público (40% del total) y así reducir la tasa de emisión de moneda. A la par, será necesario un acuerdo con los HO para habilitar nuevamente el ingreso de dólares y depreciar gradualmente el peso hasta llegar a una tasa que supere ligeramente la inflación. La mejor estrategia es aprovechar la tasa en pesos y apostar al carry trade antes que a la devaluación.

Si se impone la política de shock, entonces se invierte esta lógica. El ajuste macro está por encima de todo y por lo tanto, la devaluación se realiza en el día uno mediante la apertura total del cepo. La sobrerreacción en el tipo de cambio será controlada mediante una combinación de suba en la tasa de interés con manejo de expectativas. En ese marco son esperables anuncios de un programa monetario con metas de inflación, objetivos de superávit primario y acuerdo con los HO. ¿Cómo descontar este escenario? Una posición en dollar-linked es la mejor estrategia.

Ambos programas esperan resolver la herencia en 2016 para así poder retomar la senda de crecimiento y asegurarse un mejor contexto socioeconómico durante las elecciones legislativas de 2017.

Existe un consenso entre los economistas sobre el probable éxito de un ajuste gradual. Sin embargo, cuesta encontrar casos exitosos en nuestra historia. Y por otro lado, la política de shock tiene como principal ventaja la credibilidad y la reducción de la incertidumbre, dos de las principales demandas del mercado financiero.

El fracaso del ajuste gradual o de la política de shock va a tener como resultado un ajuste desordenado (como ejemplo podemos citar la salida de la convertibilidad). ¿De qué depende el éxito o el fracaso? De la habilidad de la nueva administración para no subestimar los problemas económicos y tampoco ignorar el contexto social y político.

En cualquier escenario, nuestra primera conclusión es que difícilmente Argentina pueda dejar atrás la estanflación en 2016 y que los tiempos de tipo de cambio cuasi fijo se terminaron.

Conclusión. Durante este tiempo de “wait and see” recomendamos armar una cartera que contemple ambos escenarios con una probabilidad en línea con las encuestas. Más no se puede hacer. Todavía falta para agosto y una eternidad para octubre. Recién entonces podremos evaluar el éxito o no del plan que se ponga en marcha.

Diego Alejandro Falcone

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