Analytica

TIEMPOS DE SENSATEZ

El gobierno busca negociar con los holdouts para cumplir el fallo sin poner en riesgo la reestructuración de deuda de 2005 y 2010. Tras el rechazo del caso  por parte de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos una semana atrás y el amague de entrar en desacato y default, la sensatez pudo más. Parece haberse entendido en el gobierno que lograr un acuerdo exitoso será el último paso para normalizar definitivamente la relación de la Argentina con la comunidad financiera y aliviar así la restricción externa.

El rechazo de la Corte resultó el peor desenlace posible para el conflicto iniciado en 2009. El monto en disputa es de USD 1.330 M en manos del fondo NML. La deuda total en situación irregular es de USD 11.700 M,  de los cuales USD 7.600 M tienen legislación americana; sólo incluye capital e intereses vencidos, y no considera punitorios, que estiraría los montos a USD 15.000 M,. La cuestión de fondo del fallo es que la Argentina no cumplió con la cláusula de pari-passu (tratamiento igualitario) y debe pagar el 100% de lo adeudado.

El primer round de la negociación que debe encarar el gobierno es minimizar el pago en efectivo, incluyendo para ello bonos a largo plazo. Deberá transitar un delicado equilibrio para evitar que se active la cláusula RUFO (Right Upon Future Offers), contenida en los bonos emitidos en los canjes anteriores que vence en diciembre de 2014 y que establece que de haber mejoras en nuevos canjes, estas deben ser extensivas a los que ya ingresaron. Este punto es crítico para eludir un default técnico que  sería altamente negativo para las expectativas.

El discurso de la Presidenta del viernes en Rosario abre, de todos modos, buenas perspectivas y confiamos que las negociaciones lleguen a buen puerto. Es muy importante considerar que el contexto internacional, tal como lo planteamos previamente (ver “La mano de dios”, Analytico #264) sigue siendo muy favorable. Pues pese a que la FED sigue avanzando con el “tapering”, la liquidez en los mercados financieros globales sigue siendo tentadora, las tasas de interés continúan muy bajas y el riesgo emergente permanece en niveles mínimos. Esto, sumado a la expectativa de fin de ciclo del kirchnerismo, acelera las chances de un “bullish sentiment” en favor de la Argentina.

Llegar a un acuerdo y cerrar definitivamente el conflicto por la reestructuración de la deuda es el último paso que debe dar el gobierno para normalizar su situación en los mercados y asegurar la transición al 2015. En el Analytico #270 (“Pagar para ver”) destacamos los avances que fue dando el gobierno en este sentido. En poco menos de un año, cerró acuerdos con el CIADI por USD 500 M, presentó un nuevo índice de precios que marca una inflación más “realista” (muy buena noticia para los bonos ajustables por CER), luego cerró una compensación a Repsol por USD 6.100 M y hace un par de semanas definió un esquema de pagos de USD 9.700 M con el Club de Paris.

En lo inmediato, el hecho de reconocer pasivos externos que antes no reconocía, es una mayor carga para el Banco Central dado que aumentan los pagos en moneda extranjera. Previo al rechazo de la Corte Suprema, los vencimientos de deuda hasta fines de 2015 totalizaban USD18.000 M. Será clave entonces minimizar los pagos en efectivo que deriven de las negociaciones con los holdouts. Claramente, no es una buena noticia para Fábrega, que está “sentado” sobre los casi USD 29.000 M de reservas internacionales que tiene hoy el BCRA.

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Como lo marcamos en el Analytico #269 (“Un problema de oferta”), el país debe aumentar la oferta de divisas para recomponer a las reservas internacionales. Es que el resultado de las operaciones del sector privado en el mercado de cambios sigue siendo negativo porque cada vez ingresan menos dólares por exportaciones. En estas condiciones, sólo la caída en el nivel de actividad protege los activos externos del BCRA, al requerirse menos dólares para pagar importaciones.

Cerrar el capítulo de la reestructuración de deuda es un paso necesario y puede ser una pieza clave para suavizar la restricción externa . Volver a los mercados financieros a tasas razonables es un buen indicio. Hay que seguir trabajando para bajar el riesgo argentino, no sólo para que el gobierno pueda refinanciar sus vencimientos, sino también para que las empresas logren acceder a mayor financiamiento y así despegue la inversión, la gran perdedora de los últimos años.

Así las cosas, la transición ordenada al 2015 parece estar bien encaminada y mantenemos nuestro escenario: No habrá “incendio de Roma”. Sería mejor que el gobierno avance en encarar los problemas de fondo. Esto es, encarar una política que apunte a reducir la inflación, eliminar el cepo cambiario y moderar el desequilibrio fiscal.