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SOL DE MAYO: EL BCRA VA A ESPERAR

En mayo, el IPC presentará un alza en torno de 1,7%, el primer registro por debajo de 2% desde principios de año, y así retomará la senda descendiente que registraba en la segunda mitad de 2016. El punto de inflexión abre la puerta para que el BCRA vuelva a moderar su tasa de política monetaria. Esto ocurrirá si los datos de junio dan certidumbre sobre la continuidad del proceso de desinflación y sólo si se observa que el componente núcleo (exento de la variación de precios de bienes y servicios estaciónales y regulados) muestra una tendencia decreciente. Con una política monetaria más laxa, esperamos que el nivel de actividad tanga margen para acelerarse en la segunda mitad del año.

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No obstante, la baja de tasas en las próximas semanas podría verse interrumpida por múltiples factores: el primero es la evolución del tipo de cambio, el cual rompió nuevos máximos, y de superar niveles de $16,40 comenzaría a impactar sobre los precios. Asimismo, una baja en la tasa podría generar volatilidad en el mercado de cambios debido a la dolarización de portafolios y a la salida de capitales, lo cual forzaría al BCRA a retroceder sobre sus pasos como ocurrió en marzo de 2016. En segundo lugar, los aumentos de gas y electricidad del primer cuatrimestre podrían dar lugar a aumentos de precios en eslabones posteriores de la cadena productiva dado el uso más intenso de energía durante el invierno.

En ese marco, creemos que el BCRA actuará con prudencia y no realizará una baja abrupta de las tasas de interés. Uno de los objetivos  del BCRA es fortalecer el Peso como reserva de valor, por lo que esperamos que el sesgo de tasas positivas en terminaos reales (superiores a la inflación esperada) se mantenga durante toda la gestión.

Lograr que el Peso se consolide como reserva de valor tiene implicancias en el corto y en el mediano plazo. En el corto, aumenta la potencia de la política monetaria, mientras que en largo plazo permite utilizar el tipo de cambio nominal como herramienta para el manejo de la competitividad, ya que reduce el traslado a precios de las devaluaciones.

Con todo, creemos que el BCRA esperará a observar dos o tres meses consecutivos de mediciones núcleo en línea con la meta 2017, en torno al 1,3%, para reducir la tasa de referencia. En ese marco, vemos que el canal dólar-tasa seguirá operando y el tipo de cambio estará controlado (17,8 a fin de año). Por su parte, nuestro escenario base de inflación, que comprende una segunda ronda de aumento de regulados en octubre/ noviembre, es de 22% interanual para diciembre, 5 puntos porcentuales por encima de la meta del BCRA.